martes, 22 de septiembre de 2015

Montaña rusa

Resulta que comenzar hablar de ti no es tan fácil como parece, al parecer he tratado de esconder tanto este sentimiento que hasta creo que de verdad ya no existe,  al parecer había logrado que tu no afectaras en nada de lo que soy. 

Intento hablar de ti, intento tener el sentimiento que tenia hace 10 años, pero buscando me perdí en pensamientos que me hacen saber que te baje del pedestal en el que estabas cuando llegaste a mi vida. 

Hace 10 años llegaste en el peor momento de mi vida, fuiste todo lo que pensé que eras, amigo, confidente, nadie me entendía como tu, eras lo que la vida me había quitado, el perfecto regalo de consuelo, mi distracción en mi pena.

En ese momento no entendía que el pasado igual pasaría factura, no entendía que el pasado tenia seis versiones diferentes y que nadie seria tan valiente como para decirme las cosas, no sabia que las versiones eran importantes de saber.

Los primeros cinco años escuche seis versiones, en donde todas te catalogaban como cobarde, no lo quise creer, quise seguir confiando en lo que demostrabas que eras, en lo que me hacías sentir, en la seguridad y confianza que me dabas. Y creo que el problema estaba allí, en no creer en lo que decían. 

Después de esos cinco años te convertiste en una montaña rusa en mi vida, un sube y baja, una vuelta con los pies en el aire, otra con la cabeza en el aire, una vuelta de felicidad y la otra de desdicha. Se que soy culpable porque accedí subirme en tu montaña. 

Lo acepto, si alguien me hubiese advertido no hubiese cedido a esto,  no hubiese creído en ti, no me hubiese subido en el sube y baja que llevas,  hubiese mantenido mi pared hacia lo que eras, no te hubiese dejado entrar en mi vida. 

Pero por dejarte entrar el carrito de la montaña rusa se cayo, se te olvido que yo era parte de ese tren, se te olvido que me subí porque lo pediste y ahora que me tumbas no encuentro como volver a subirme no encuentro como arreglar lo que se rompió o quizás ya no quiera. 

Escribiendo esto admito que para poder hablar de ti debo abrir una pared, una pared de rudeza que poco a poco me ayudaste a construir, con cada lagrima en tu nombre se colocaba un ladrillo en ese espacio en el que existes, ahora sabes que fueron suficientes para encerrarte y no dejarte salir. 

Entonces afirmo, hablar de ti no es tan fácil como parece, ¿ por qué?  hablar de ti es seguir derramando lagrimas.  Y lo siento deje de ser masoquista para ti, el día que dijiste que no podías estar para mi.  

Algún día hablare de ti, algún día tendrás quizás más paginas de las que he escrito para mi abuelo, quizás en eso si lo superes,  quizás solo en el numero de paginas seas mas que él. 

Solo una cosa admitiré, sigo siendo lo suficientemente estúpida para no querer hablar de ti, solo por una razón. Si lo hago, sera con rencor, sera con esas ganas infinitas de sacarte de mi vida con cada palabra que escribiré,  será la ultima vez que hable de ti. 



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