Todas las noches llega a ese momento en el que luego de haber pasado un día pesado en la calle, es hora de regresar a casa y pensar aquí vamos de nuevo, mientras inhala un gran suspiro que ayude a llevar todo lo que le espera, y no pensar que es mejor no regresar y quedarse en la calle.
Con que ganas llega a su casa, si lo que consigue son miles de rechazos algunos verbales otros indirectos pero igual se entienden, conoce muy bien cuando no es bienvenida a en lugar.
Algunos dicen que la oscuridad la persigue y que todo lo que toca lo oscurece lo daña, otros solo la ven como va y viene sin analizar lo que es, mientras contados son los que saben que su brillo es mucho más que el de un diamante, muy parecido al del sol en el día y al de la luna en la noche.
Pero en realidad eso es lo que menos importa ni ella misma lo siente así, lo que menos quiere es que la vayan analizando mientras camina a cualquier lugar, solo quiere dejar de ser la culpable de todo lo malo que sucede a su alrededor, solo quiere dejar de escuchar quejas de lo que es o no es, de lo que tenía que ser y jamás lo fue.
Quiere saber que quizás en un momento fue algo más que un "no sabes hacer nada", que quizás si sirvió que no solo eran quejas si no que también supo hacer las cosas. Pero NO, un afecto, una palabra un gesto, eso jamás existió.
Hay tantas cosas que quiere saber o quizás sentir pero ya a su edad solo queda superar lo que no fue, pero ¿Cómo se supera algo que jamás le dieron y que se supone que debe existir para siempre? ¿Hizo mal algo? Tantas preguntas que quizás jamás serán respondidas.
Interrogantes que causan cicatrices cada vez más fuertes pero que nadie conoce y nadie lo hará, seguirá siendo esa persona fuerte que puede con todo -según todos-, pero si contara todas esas noches en las que no estuviste ¿para qué? Eso no me regresara lo que nunca fuiste.
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